Pocos creían verdaderamente, que aquella primera feria regional de 1978 en el edificio de La Casona se convertiría, cuatro décadas después, en la Fiesta Nacional de la Artesanía, uno de los atractivos turísticos más representativos de Colón.
A esa pequeña feria, un año después, se inscribían nada menos que 146 artesanos para participar; obligando a la Fiesta a realizarse en la escuela Juan José Paso. En ese momento adquirió el carácter Provincial.
La incorporación de conferencias y espectáculos folklóricos fue nutriendo a un evento que año tras año suscitaba mayor atención de artesanos no sólo de todas las provincias argentinas, sino también de países limítrofes.
El incesante crecimiento de la Fiesta, llevó a que en 1984 se traslade a la principal calle de Colón, la 12 de Abril, frente a la Plaza San Martín, sin perder la impronta de “feria taller”, en la que los visitantes al mismo tiempo que admiraban los trabajos terminados, también veían en vivo y en directo al artesano en su labor.
Dos años después, en 1986 se la reconoció como Fiesta Nacional. Esa edición contó con nada menos que 235 artesanos. El continuo crecimiento llevó a que en 1990 se volviera a trasladar para contar con un emplazamiento más cómodo. Esta vez, el sitio elegido fue el imponente Parque Quirós, emblema natural de Colón, que albergó a un número mayor de expositores y de público.
En 2010 se entregaron recordatorios a los impulsores de la Fiesta y a los artesanos con asistencia perfecta, al conmemorarse la edición número 25.
La Fiesta de la Artesanía se ha sostenido en el tiempo y ha crecido de manera exponencial porque ha sabido abrir el juego a talleres, conferencias y el cruce con la música popular. Y también porque se ha arriesgado a resignar cantidad de expositores en pos de una búsqueda de excelencia, que hoy es una marca distintiva.
Trece son los rubros que expone, en toda su diversidad, el medio millar de artesanos que arriba por Colón cada febrero. “Los rubros auténticos”, según le llaman los más apegados cultores de estos oficios: fibra vegetal, cerámica, madera, metal, cuero, textiles, asta y hueso, instrumentos musicales, piedras, vidrio, imaginería, papel y cartonaje y juguetes.
Se entiende a la artesanía no sólo como un producto elaborado con las manos, sino como fruto de un oficio: una técnica estudiada y trabajada por años. Un saber que se ha adquirido de un maestro y que tiene una historia detrás.
El del artesano es un oficio vivo que se reafirma con el trabajo y con el estudio, y que se incorpora como elemento vital cuando se trasciende. Cuando a través de un maestro, se ramifica en nuevos discípulos que lo incorporan a su quehacer diario.